DAR POSADA AL PEREGRINO 2 Re 4, 8-11.14-16; Sal 88; Rom 6, 3-4.8-11; Mt 10, 37-42 XIII domingo del t
- seminariomayortuxp
- 1 jul 2017
- 2 Min. de lectura

Es sorprendente la escena de la primera lectura; el texto narra la descripción de la enorme caridad de una mujer hacia el profeta Eliseo.
Ella lo ha invitado a comer a su casa, el cual con frecuencia lo hacía. Ella no conforme con ya ha hecho, le dijo a su esposo: “Yo sé que este hombre, que con tanta frecuencia nos visita, es un hombre de Dios.
Vamos a construirle…una pequeña habitación…para que se quede ahí cuando venga a visitarnos”. En su hogar y en su persona se respira el ambiente de la misericordia, por eso ha abierto su corazón, ha abierto las puertas de su hogar para recibir a Eliseo. Ha mostrado su misericordia para recibir a Dios que es benevolente.
Dios nos da la oportunidad todos los días de recibir el bien. En muchas ocasiones lo aceptamos, pero muchísimas veces lo rechazamos. Si
Dios es rechazado en la persona de un enviado, Él no va a dejar de hablarte porque tú lo has rechazado, al contrario buscará otra opción para que lo recibas.
A veces es aceptada por la mano derecha (saludo, cortesía, ser escuchado, etc.), en otras es recibido con la mano izquierda (rechazo, persecuciones, difamaciones, etc.), sin embargo nunca dejará de buscar la manera que sea bien recibido y le des hospitalidad en tu corazón.
El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá recompensa de profeta. El mismo profeta Eliseo le dijo a su criado qué podemos hacer por esta mujer: “Mira, no tiene hijos y su marido ya es anciano”. Eliseo le dijo: “El año que viene, por estas mismas fechas, tendrás un hijo en tus brazos”. La misericordia que ella tuvo con Eliseo, fue recompensada con misericordia. Dios mismo ha sido recibido y Dios mismo la ha bendecido con un hijo. Posiblemente tu vida es estéril, no tanto para la procreación, sino más bien en otros aspectos, deja que Dios venga a hospedarse en tu vida, recíbelo en el mensaje, en la voz y en la persona de sus enviados. Él te dará una recompensa enorme. Tal vez necesitas dejar de ser estéril y dar de lo que tiene a aquellos que necesitan algo de ti. Es tiempo de que des algo de ti, no de lo que no es tuyo o de lo que te sobra, sino algo de ti, da de tu fertilidad, y dónde eres estéril, pídele a Dios que quite esa parte de tu ser, para que seas fecundo y te muestres con misericordia ante los más necesitados. Has la prueba y verás que bueno es el Señor.

Nos cuestionamos: ¿Has descubierto la presencia de Dios en los demás? ¿Lo has recibido cálidamente o lo has rechazado? ¿Has visto en tu persona las bendiciones que Dios te ha dado? ¿Cuándo lo has recibido misericordiosamente, has notado que Él no se deja ganar en ser misericordioso?
Pbro. Gilberto Lorenzana González Formador en el seminario Diócesis de Tuxpan
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