JESÚS, ES EL SEMBRADOR
- seminariomayortuxp
- 15 jul 2017
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Is 55, 10-11; Sal 64; Rom 8, 18-23; Mt 13, 1-23
XV domingo del tiempo ordinario, Ciclo A
16 de julio de 2017
Jesús siempre utiliza una manera de comunicarse muy sencilla, Él es muy accesible, es claro y directo. Porque un sembrador es un sembrador, la semilla es semilla y el terreno es terreno. No usa frases o expresiones complicadas. Él transmite lo que ve, escucha y vive. De ahí que su palabra transforma porque habla de corazón a corazón y educa en penetrar a un mundo nuevo y diverso al que está frente a nuestros propios ojos. Lo que Él pretende es poner a la gente sencilla frente a su misma vivencia y ayudarles a abrirse al reino de Dios.
Cada parábola es una invitación a pasar del mundo caduco, viejo, anticuado a un mundo lleno de vida, de frescura, de amor. Con esta manera hace presente a Dios; su mensaje está ahí, para todo aquel que lo quiera escuchar.
Parábola del sembrador.
La parábola que leemos o escuchamos es denominada del sembrador; esta es una de las más conocidas y por ser tan conocida es más difícil de predicar. En varias ocasiones ponemos más la atención en la tierra y no en el sembrador, creo que es mejor poner el acento en esta parte del evangelio que dice: “salió el sembrador a sembrar”; porque la intención del evangelio es hablar del sembrador y de la semilla que es la Palabra y no tanto del terreno.
Es muy probable que el 75 % de la semilla se ha perdido por lo siguiente: unos granos cayeron a lo largo del camino, otros en terreno pedregoso, otros entre espinos. Sólo una mínima parte ha caído en tierra fértil estamos hablando de un 25% y estos granos producen algo incomparable.
Este resto (25%) representan lo sembrado en tierra buena y éstos son los que oyen la palabra, la entienden y dan fruto: unos, el ciento por uno; otros el sesenta; y otros el treinta. Cada tercio de este 25% representa un 8.3%.
Esto significa que un tercio produjo el ciento por ciento esto quiere decir que de ese 25% que se cuenta para la producción sólo un 8.3% produjo el ciento por ciento, otro tercio produjo el sesenta esto quiere decir un 4.98% y los que produjeron el treinta significa un 2.49%.
Por tanto, este porcentaje es aplicable a todo, principalmente en la vida pastoral, de ahí que sólo se puede contar con un 25% y sólo ellos producen, y, de ellos no todos producen el ciento por ciento. Lo esperado es que produjeran el cien por ciento pero nunca es así.
La palabra es la semilla.
La palabra es eficaz porque no vuelve a Dios sin dar fruto. Así lo pone de manifiesto el texto de Isaías (55, 10-11). El fin de la lluvia es: empapar la tierra, fecundarla y hacerla germinar. Así es la palabra: debe de tener algún resultado, debe de realizar la voluntad divina, debe de cumplir su misión.
Precisamente, el Salmo 64 dice: Señor, tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida. Es Él el que prepara la tierra para el trigo, riega los surcos, aplana los terrenos y resplandece el suelo con la lluvia. Es Él el que corona el año con bienes y los prados se visten de rebaños.
Por tanto, aunque el resto de la semilla significa un mínimo (25%) la fe y la esperanza siempre está puesta en el Señor. la bendición en todo quehacer pastoral se ve no en resultados económicos, sino en el crecimiento humano, espiritual y pastoral de cada discípulo.
Nos cuestionamos: ¿La semilla (Palabra) que ha depositado Jesús (Sembrador) que porcentaje ha producido en ti (ciento, sesenta o treinta)? ¿Te has desanimado porque quisieras que toda la semilla sea aprovechada y que toda produzca el cien por ciento? ¿Si te has dado cuenta que la semilla es como la lluvia que su labor es empapar la tierra, fecundarla y hacer germinar?
Pbro. Gilberto Lorenzana González
Formador en el seminario
Diócesis de Tuxpan
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